jueves, 4 de junio de 2009

indio en huamanga 1930 - 60


REPRESENTACIONES DE LA ELITE: EL INDIO EN HUAMANGA 1930-1960


POR: Elio Pavel TRIGOS JAYO



El panorama de la estereotipación del indio se hace indispensable para comprender los conflictos en años posteriores, ubicar las confrontaciones al crearse las imágenes del indio y los lugares que deberían ocupar, manifestados en los discursos, nos mostrará la complejidad de los espacios en Ayacucho de los años de 1930- 1960. A partir de los discursos en las sesiones de los gobiernos municipales y de las publicaciones en la revista Huamanga, se intentará en la presente reconstruir las imágenes predominantes sobre el Indio del lado de la elite.


En las décadas posteriores a 1930 se inician a nivel nacional una serie de movilizaciones populares que manifiestan un cambio en las “estructuras”, se debilita la predominancia de la Republica Aristocrática. Así se manifestaba una insubordinación al orden social- racial, la insurgencia de intelectuales provincianos fundamentaría todo ello (DE LA CADENA 1999). De alguna manera este proceso de insurgencia se reproduciría en las ciudades provincianas, la ciudad de Ayacucho manifestaba ese conflicto en las imágenes sobre el indio.

Ayacucho manifiesta una producción intelectual clara en la década del 30, a través del Centro Cultural y en su revista Huamanga se producen una diversidad de discursos propios de la Elite. Así se consume departe de estos intelectuales, el indigenismo y la incorporación del indio a la nación, estos juegan entre la determinación geográfica de las razas y el resalsamiento del indio; en este grupo productor existía una doble relación en el que se sentían por un lado, parte de un grupo social de notables y por el otro, a la vez se identificaban con aquella identidad regional propia de los intelectuales insurgentes de los años 1910-30.

Iniciamos nuestro pequeño estudio desde los años 1930 por la coyuntura a nivel Nacional, lo que vendría a ser aquella inclusión a la política de las “masas populares”, además Ayacucho desde 1924 iniciaba una dinámica comercial articulada a Huancayo y Lima debido a la inauguración de la carretera la “mejorada” y en 1934 se da inicio a la publicación de la Revista Huamanga, que sería el centro de intelectuales de la Elite Ayacuchana



LA DEMARCACION DEl INDIO

Las imágenes del indio en Ayacucho son variadas, lo que intentare hacer es captar la imagen “dominante” o que se hace mas compartida o interiorizada por la Elite. La insurgencia de intelectuales provincianos a escala nacional se da inicio desde 1910 aproximadamente, en ella se vera la predominancia del indigenismo y la revolarización del indio.

El indigenismo se caracterizaba por el resalsamiento de “la cultura” del indio, que se llegaba a estereotipar, y al mismo tiempo confrontar frente al grupo limeño Aristocrático, la premisa de los intelectuales provincianos era que la cultura podía transformar la raza y esta se difunde en la elite provincial. Sin embargo del otro lado existía la encrucijada de que la raza determinaba la cultura que era predominante desde la visión de los oligarcas o intelectuales aristócratas de Lima.

Entre 1927 y 1936 el Perú y Cuzco en particular, el tema del indio en el pensamiento y literatura será una eclosión, Luis E Valcárcel será el que encabece el movimiento indigenista, que será un movimiento regionalista - artístico que articule a los intelectuales provincianos cuzqueños. Será a través de estos que se introducirá la imagen del indio contemporáneo en los debates de identidad nacional (POOLE 1990:340) En el indigenismo de Valcárcel se manifiesta una ruptura aunque con permanencias de la raza, reivindicándola en que la cultura es más predominante, de alguna manera rompiendo con aquella que determina completamente la biología.


La insurgencia provincial de intelectuales pensaba en la generalización y aumento en todos los niveles de educación en el país para el progreso regional (DE LA CADENA 1999:45), Ayacucho no contaba con la universidad (cerrada durante la guerra con Chile en 1884) pero el tema de extensión de educación es difundida. Sin embargo, si bien frente al grupo Aristocrático Limeño, la elite de provincianos eran “deslegitimados” aquí en la provincia de Huamanga esta elite demarcaba los lugares a la “mancha” de indios. Así en Ayacucho teníamos una mezcla muy peculiar sobre dos posiciones de raza, pues si de un lado se exaltaba la educación de otro se determinaba los limites de aquella, y a partir de ello se fijaban las jerarquías raciales.

La ciudad de Ayacucho a través del Centro Cultural “reivindicaba” al indio, dentro de esto se señalaba la forma de incluirlo a la nación, así se veía la influencia del indigenismo que era propio de los intelectuales cuzqueños. El ideal de mestizo es el discurso primordial posterior a los años de 1930, no se reivindicaba totalmente al indio, sino a través de una mezcla que vaya dejando atrás al indio incivilizado.

La influencia francesa sobre la determinación geográfica también se hace presente en los discursos raciales de la Elite, pero estas no eran absolutas; Manuel E Bustamante (un intelectual del centro cultural de Ayacucho) señalaba aquella determinación geográfica donde el paisaje agreste – tosco inducía a la población nativa de la misma manera haciéndolos salvajes. Sin embargo –argumentaba Bustamante- seria aprovechable su actitud Pokra[1] para formarlos como portadores del trabajo. Defensores de la patria.

Aquí en Ayacucho no se buscaba lo que era predominante en el Cuzco, es decir la revaloración del indio era en parte dejada de lado, pues no se buscaba rescatar la pureza del indio, sino occidentalizarlo, “civilizarlo”. Mientras en el Cuzco un grupo intelectual e indigenista condenaba el hibridismo cultural – racial, en la ciudad de Ayacucho se incentivaba a ella. Además la insurgencia de intelectuales provincianos como Mariategui, Valcárcel condenaban el mestizaje (DE LA CADENA 1999:53).

Los discursos de la revista Huamanga tienen una influencia indigenista cuzqueña conservadora, anterior al indigenismo de Valcárcel, en que hace referencia a la determinación del medio ambiente sobre las conductas violentistas, de que la biología misma de los indios los predispone a la belicosidad, todo ello articulado a un pasado histórico en que los Pokras, una etnía local imaginada por los intelectuales de existencia en tiempos de los incas, llevaban impregnadas esas características “aguerridas”, en que la aspereza de la geografía, el clima frío y lo accidentado de su paisaje hacía a los indios violentos y de poca capacidad para la educación y no optar por el pensamiento - reflexión, por su propia naturaleza.

Así la relación de los intelectuales locales Ayacuchanos era más racista, influencia de aquel otro indigenismo racista anterior a Valcárcel en el Cuzco, en donde la raza permanecía en su predominancia. La relación con aquel indigenismo cuzqueño se verá claramente al desmembrar los discursos, la determinación biológica, el factor del medio ambiente, su brutalidad y la comparación de los indios como niños y su no civilización, eran algo compartido. Se entiende al Indio con practicas “delincuenciales” y a la vez con actitudes no desarrolladas que lo hacen permanecer en una mentalidad “infantil” (En Alfredo PARRA CARREÑO. El indio frente a la penología Revista Huamanga, nro 4. 12 de octubre de 1935) Existe una confrontación inclusive en las alternativas frente al indio, a la incorporación a una producción económica, a la higiene y la “civilización” (En: la instrucción publica y el indígena en la Región Revista Huamanga, 31 de marzo de 1935)


De otro lado se manifestaba una influencia cuzqueña intelectual que seguía otra apuesta, esto se ve en el dilema discursivo sobre los “nuevos indios”, que son indios que han sentido la necesidad de la “instrucción y educación en general”. De alguna manera estos dos discursos caían en la inclusión del indio pero demarcando, donde la educación los civilizaba, que debían estar en las labores de la tierra y siendo braceros de todo trabajo (El Neo indigenismo en Ayacucho, Revista Huamanga nro 4. 12 de octubre de 1935)


Sin embargo el “nuevo indio” no era el indio tradicional que se concebían, sino que este tenia como característica aquella propensión a la “civilización “, el problema de la clasificación será propia de los años posteriores de 1930.

“El nuevo indio, no es solamente de la raza india de los incas sino que es el resultado del cruzamiento con la raza blanca española, por consiguiente se debe anotar en la casilla de los de raza mestiza” (Lucio Alvizuri Ayacucho, agosto de 1935. El neoindianismo en Ayacucho. Revista Huamanga, 12 de octubre de 1935, nro 4)

INSUBORDINACIÓN RACIAL.-

La clasificación del indio es muy compleja pero tratando de resumir podríamos decir que estas clasificaciones se desarrollaban tomando en cuenta sus dinámicas y los espacios de estos. Es decir los indios de la ciudad, los que habitaban los barrios coloniales eran comprendidos como “indios mestizos” y de constante dinámica comercial con otras regiones, el indio más “puro” se concibe al de afueras, es decir la de vida propiamente rural, es el que mantiene el quechua “puro”.

Prácticamente aquí nos centraremos en el denominado indio – mestizo de ciudad. En 1938 un escrito de Rosa Escarcena hace una clasificación de hasta 5 tipos de indígenas, en esta clasificación los “indios” de alrededores del cercado de la ciudad eran comprendidos como INDIO MESTIZO PLEBEYO, así la deslegitimación étnica hacia la variación india es muy presente, pues de estos se desprendían los artesanos, los sastres, sombrereros, empleados subalternos de las casas, comerciantes minoristas, pequeños industriales, etc. Y se señalaba en la clasificación “que sus mujeres vendían en el mercado, otros eran mercachifles, lavanderas, sirvientas, empleadas, etc.” Además manifestaba que los más caracterizados e instruidos eran nombrados tenientes gobernadores, Alcaldes distritales, jueces de Paz en pueblos pequeños.” (Rosa ESCARCENA ARPAIA. En revista HUAMANGA nro 48. julio de 1942)

Así estos indios mestizos eran “limitados” pues estaban dentro de la demarcación de ‘inclusión’ del indio a la Nación. El lugar del Indio es constantemente demarcado en los diversos artículos de la Revista HUAMANGA como en el siguiente:

“Es el indio o indígena, propiamente el bracero Nacional en toda obra que signifique desenvolvimiento y progreso, es el factor de la vida industrial y económica del país” (revista HUAMANGA nro 31 de Marzo de 1937)


Quizás la manifestación mas clara de los lugares demarcados hacia el indio lo expresa claramente Manuel E Bustamante

“...sin embargo, esta comprobado lo que se puede hacer con los indios; grandes carreteras, hermosos edificios, soberbios túneles, puentes colosales, acueductos y sembrados en grande. Los indios son los principales braceros de trabajo ellos son los que extraen las riquezas de las minas, los principales productos de la selva, los huanos de las islas. Como soldados son los mejores de la patria. Esencialmente pastores y labriegos, son los únicos que sacan los productos de la tierra para alimentarnos.”
(Manuel E BUSTAMANTE. En Revista Huamanga, 31 de marzo de 1935)

El tipo de discurso jerarquizador que manifestaba el grupo de notables de la ciudad sería incorporador y diferenciador, es decir incluir a los indios a la nación pero señalando sus lugares y espacios de acción en aquella nación.

A todo este proceso de delimitación en el transcurso de los años 50, empiezan a crearse contradicciones más claras al orden de la elite, es cuando existe una nivelación en el poder de adquisición económica y la diferencia ya no comparte. Por eso señalo que hay un momento en que se rompe este juego de diferenciar e incorporar, vendrían a ser en el momento en que se invaden o entran a esos espacios que eran demarcados por los “notables”. Así lo manifiesta un articulo en la revista Huamanga de 1953, sobre “huachafos” en Ayacucho.

“...ya que ahora he realizado y expuesto estos conceptos ante todo con el fin de aclarar y dar fuerzas mi afirmación de que en el ambiente social de Ayacucho ya existen huachafas y huachafos, estoy segura de que mis lectores me darán la razón, si observan al igual que yo a ciertos grupos sociales que se hacen intolerables en el trato que muchas veces tenemos que sostener obligatoriamente en diversas circunstancias, por primar en aquellos que lo constituyen sobre todo el afan de aparentar con fatuidad lo que no son, osea presumiendo demasiado, puesto que carecen de cualidades espirituales como son educación, virtud morales con verdaderos cimientos de formación religiosa, instrucción solida, urbanidad y sobre todo capacidad para comprender a nuestros semejantes.”
(Maria Dolores HIERRO, algunos aspecto de la Evolucion Social en Ayacucho” En Revista HUAMANGA nro 79, junio de 1953)


El término de Huachafo aparece en Lima por los años de 1900, ella daba a entender a aquellos que no entraban a la “notabilidad” por no manejar adecuadamente la apariencia, el mal disimulamiento, el no adecuado uso de lo que Bordieu (1991) llamaba “capital cultural”, que implica desde los usos cotidianos del “comportamiento adecuado” para ser parte de una clase social, el utilizar inclusive adecuadamente las apariencias. El huachafo daba a entender a aquellos que se delataban, de aparentar lo que no son, pero al mismo tiempo el adecuado uso implicaba el ascenso social, era articularse a una “notabilidad” a un reconocimiento social. (PARKER 1998)


Sería en años posteriores a 1930, en que a diversos niveles nacionalmente se difunde la compresión de campesinos sobre el de indios, en Ayacucho había una contracorriente a la sobredeterminación clasista. Seria sólo con los productores de conocimiento y aquella clase media en Ayacucho cuando varía la percepción de clasificación social, sostendría que la comprensión de clase social es más flexible al ‘ascenso social’ mientras la jerarquización social a través de raza, que era mantenido por los “notables” huamanguinos, no era así. A eso se debería que en 1960, con la reapertura de la universidad y el incremento de la población comprendida como “indio- mestizo”, que el discurso clasista se difundiera en mayor manera.

Los años de 1930 hacia adelante se hace predominante la difusión de la clasificación de clases, pero esta no cala en la sociedad Ayacuchana, en los diversos artículos de la revista Huamanga temas de raza siguen siendo predominantes, de la misma manera no existen entre los años de 1930 a 1960 ninguna organización política – partidaria de izquierda que haga difusión o presencia de ese esquema clasista, inclusive el partido Aprista en Ayacucho se desenvolvía en los mismos marcos de diferenciación racial, pues en ella solo formaban parte un grupo de notables, fue el caso de los actores en la insubordinación cuando por estos se tomó la ciudad en noviembre de 1934.

La primera forma de cuestionamiento hacia las demarcaciones hechas por los discursos indios- mestizos urbano, se dan en las practicas cotidianas de los que eran comprendidos como aquellos. Pues personajes pertenecientes a los gremios de carniceros, arrieros, panaderos, curtidores, etc. rompían con aquellos, por eso las vivanderas a través de la descendencia de sus hijos y enmarcados en los comportamientos de “educación decencia” ascendían socialmente.

“...asistimos en la actualidad a un proceso social evolutivo que es natural en todos los pueblos y que en el nuestro reviste caracteres particulares por realizarse bajo ciertas condiciones que merecen ser anotadas. Me refiero al desplazamiento constante de miembros de clases inferiores en línea ascendente hacia lo cual no es un mal, sino simplemente una manifestación espontánea de la tendencia ocupar progresivamente una posición social superior”
(María DOLORES HIERRO. En: Revista Huamanga, 1953)

El discurso de educación y ascendencia social es aceptado por algunos notables, sin embargo ésta se convertía en amenaza, es por eso que la difusión de raza enmarcaba claramente los lugares de uno y el otro. Llama la atención lo señalado debido a que esa clase media provinciana que se desarrolla en la ciudad de Ayacucho en un inicio juega con la ambivalencia de lo “decente” y lo indio. Las practicas y actitudes para ingresar a aquel “reconocimiento” en esa sociedad de notables se hace manifiesto en los años de 1950, pero la confrontación debido a las fricciones y pulsiones entre rasgos -se podría decir de clase y étnicos- conllevan a procesos que harán la diferencia.

Los años posteriores a 1960 -a diferencia de años anteriores que van de 1930 a 1950 en la ciudad- serán de convulsión social, las luchas serán parte de esta clase media naciente en la ciudad de Huamanga y una de las luchas serán por aquel reconocimiento social, en que no se encuentren demarcados por los discursos de notables de señalar los lugares y espacios de los otros, en el acceso a la educación a la igualdad social, por la democratización de la sociedad Ayacuchana.








BIBLIOGRAFIA

DE LA CADENA, Marisol
1999 DE RAZA A CLASE. La insurgencia provincial. En: Los Senderos insólitos del Perú UNSCH-IEP
.

POOLE, Deborah
1990 CIENCIA PELIGROSIDAD Y REPRESIÓN EN LA CRIMINOLOGÍA INDIGENISTA PERUANA, En: Bandoleros, Abigeos y Montoneros. Criminalidad y Violencia en el Perú, S. XVIII-XX. Instituto de Apoyo Agrario
1994 VISION RAZA Y MODERNIDAD. Una economía visual del mundo andino en imágenes. Edit Sur. Casa de Estudios del Socialismos. 1 era edición.

BOURDIEU, Pierre
1991 LA DISTINCIÓN, Bases sociales del juicio del gusto. Edit Taurus. Madrid España.

GAMARRA, Jefrey
1996 EL ESPACIO REGIONAL COMO PRETEXTO. Historia y producción cultural en Ayacucho 1900-1950.

PARKER S, David
1998 “los pobres de la clase media. Estilo de vida, consumo e identidad en una Ciudad Tradicional” En: Mundos interiores Lima 1850 1950, Universidad del Pacifico.

[1] Los “pokras” vendría a ser una cultura designada por los intelectuales huamanguinos, para ubicar un antepasado con el cual articular aquel pasado pre hispánico y crear una identidad local.

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