jueves, 4 de junio de 2009







La exclusión del Saber: Pulsiones y rezagos coloniales

Por: Elio Pavel TRIGOS JAYO






“Cavar y cavar hasta encontrarla en sus propios orígenes, antes de que se convierta en objeto de tratados supuestamente eruditos.”
Humberto Eco






Un problema: más allá de la soberbia

Hay cosas que se presentan en la manera de ser de cada uno de nosotros, permanencias antiquísimas que manifestamos en nuestro actuar que van mas allá de una simple personalidad, vienen de esa manera de comportamientos y de ser, formas muy subjetivas que existen en nuestra cultura, legados del pasado. Ellas se encuentran vinculadas tambien a la evocación de la violencia política sucedida en nuestro país, pues como decíamos hay cosas que van mas allá de una personalidad propiamente, en parte en esta persona incluso se presentaría situaciones de continuidad y rezagos de una sociedad autoritaria.

Estas estarían en las Pulsiones, es decir formas de comportamientos que se dan, del que no somos conscientes y se hacen parte en nosotros, pues detrás de ellos está el disfrute e incluso el goce. Ya Portocarrero detallaba y llamaría una “culpa sin castigo”, en ellos se forja los factores estructurales -sin que se dieran cuenta- de una sociedad que aun deja en el presente sus rezagos que van mas alla de ser coloniales.
Los detalles de esta culpa sin castigo fue propia del sector hispano-criollo en sus formas de ser –forma de ser ante cualquiera ya sea en el “abuso” o trato denigrante- es decir no iba adherido en su ser la culpa por lo sucedido; es más el trato degradante fue el castigo hacia aquellos infieles, no cristianos. Sin embargo en el lado indígena iba el precedente de que todo nativo ya estaba bajo castigo aunque no tuviera “culpa”.[1]

La culpa no es sólo una cuestión psicológica – individual relacionada a las formas propias de sentir de que se rompe y es parte de una infracción por un acto en que es consciente cuando se perjudica a otro, sino que también viene esta culpabilidad impregnada de acuerdo al entorno social que lo permite. Por eso la cultura tolerará y hará propias una “no culpabilidad” si en ella esta muy interiorizada -ya sea por la tradición y los siglos en que terminaron transmitiéndose y legitimándose- el porque no sentir la culpa. Es decir la retórica argumentativa por la cual no habría que sentir culpabilidad, que contravendría la psiquis individual de culpabilidad e incluso anularía esa parte del yo.

Como sucede con la empatia –el que emociones de los sentimientos alegrías y llantos de otros se hagan parte y se sientan como propios- ésta se dejan de sentir en el individuo, cuando en su niñez los progenitores dejan de mostrarlos hacia aquel, “este empieza a dejar de expresar, y tal vez incluso sentir, esas emociones. Se supone que de esta forma pueden quedar anuladas diversas emociones…” (Goleman 2000: 128)
Sin embargo de la misma manera en que la empatía -el sentir las emociones de los otros- se puede anular, igual las formas o maneras en la cultura anulan la vinculación o empatía con respecto a los otros, el no sentir por los otros porque no son por quienes se debiera sentir, así las categorías raciales y étnicas impregnan en nuestra cultura para sentir con algunos y no con otros, las diferencias entre el indígena y el criollo hacen parte en nosotros. Incluso este tema explica porque la tragedia de la violencia política que dejó 69 mil muertos (la mayor tragedia de las guerras desde la republica) no impregna en la población nacional, hay tragedias que vinculan[2] y otras que no tanto.

En estos individuos adheridos a una “no culpa” empezaría un ámbito recurrente, que haría incluso en las otras personas aparecer un miedo a la expresión, una inseguridad en la opinión y ello se funda en lo que señala Nugent, se hace parte en los estudiantes a quienes se enseña “me callo para evitar el comentario sarcástico cuando no la abierta burla del profesor o de las compañeras”[3] Veremos que la descripción por ejemplo del conquistador que hacía Portocarrero con estos individuos es muy similar, cuando detallaba en el tipo de personalidad “el conquistador esta imbuido de un individualismo aristocrático y arrogante que corresponde a una actitud de soberbia en la que el único fin es la exaltación de infinita de si mismo”. No es extraño que nos parezcan comunes estas maneras de ser que se dan en nuestra actualidad.
¿El docente que te enseña se siente superior? ¿El hecho de la arrogancia es muy presente en él?. Si le preguntan si comete algún tipo de abuso ¿responde que no?, Hay cosas que se presentan que van más allá de una personalidad propiamente así, es parte de lo que se llamaría una culpa sin castigo, y se actúa sin darse cuenta de los factores estructurales de una sociedad que aún deja en el presente rezagos de colonialismo[4].

La religión, los militares y el saber

Existe una relación entre estas tres instituciones. En la organización de la religión católica es parte fundamental las relaciones verticales, en la que no hay espacios para la desobediencia, muy propia de las relaciones jerárquicas eclesiales. Fueron éstas las designadas durante la colonia y la república e incluso hasta el siglo XX para la inculcación del saber, reproduciendo los sentidos de obediencia y sumisión con respecto a sus educandos.

Esta misma relación vertical se mantiene en la institución militar, es decir la jerarquía y la obediencia. Sin embargo si nos preguntamos ¿Qué relación tiene la religión y la institución militar con el saber? Veremos cómo se entretejen estas supuestas diferencias, pues aún se dan aquellas permanencias que vienen desde la colonia española, en que el saber también fue parte de estas dos instituciones y la que daba sustento a la arrogancia del saber frente a quienes “no saben”

Es la permanencia de esa cultura tutelar, que implica callar por seguir la obediencia a la autoridad y abuso de éste, por eso el reclamo de “nuevos hábitos psíquicos”[5] ya no es el respeto que implica guardar formas para el otro, sino es el abuso por tener la potestad de estar un poquito más arriba en los peldaños. Por eso propone Nugent “es que las fuentes de esa inhibición intelectual marcada por alguna forma de miedo era la consecuencia de un orden cultural basado en el tutelaje, donde los modelos de sociedad propuestos eran los de las instituciones castrenses y de la iglesia católica” [6]

El hecho es complicado, pues permite cosas e impone otras, se llega a conversar sobre lo que piensan, sobre tal o cual tema, sin embargo cuando se está ante la realidad como verdaderamente es (RCVE) y “el que sabe” les percibe alejados, allí es cuando se manifiesta, en donde “se introducen premisas que fácilmente llevan a alguna forma de ejercicio autoritario en relación con los demás” (Nugent 2001:129). Así en el salón de clases de nuestra universidad, también en otros lugares públicos y en el mundo de todos los días, los estudiantes “saben lo que es tratar con un interlocutor que posee el saber RCVE”[7]

Es necesario preguntar ¿hay amenazas?, ¿cómo se manifiestan?, quizás es un ejemplo “si saben que he conversado contigo ya fui” o que se es consciente que se estudia más que otros y sin embargo por contravenir al “portador del saber” es parte de disminuir en la evaluación del curso. Entonces es allí donde se manifiesta el ejercicio autoritario, en esta autosuficiencia se ejercen maneras paternalistas, cuando se concibe a uno protector del otro, debido a su desconocimiento e ignorancia con respecto a “verdaderamente entender la realidad” que anulan la discusión o el debate (incluso si lo hay reprime la expresión de otros en quienes se da el temor), son formas odiosas de discriminación. “…es mejor preguntarnos por temas como que situación ocupa la libertad de pensamiento y opinión en un orden político y cultural fuertemente tutelar como en el que vivimos”[8]

Quizás un ejemplo con respecto a la transmisión de estas formas es el que se daba cuando describían sobre las maneras de comportarse de algunos estudiantes, es decir el estudiante que hace caso absoluto a lo que dice “el portador del conocimiento” que idolatriza al docente por ser “el que sabe”, reproduciendo niveles de sumisión frente a estos docentes, calla frente al saber de aquel. Sin embargo este mismo estudiante reproduce en su ámbito y en su formación el baluarte aquel, y ello puede darse adhiriendo maneras de ser de quien reproduce la VCRE, es donde se da el autoritarismo, el tutelaje sobre lo que dice y no se puede decir.


¿No es lo mismo que encontramos en lo cotidiano? una libertad de expresión y sin embargo el reproche, la represión que son los límites imbuidos propio del miedo, por el desprecio en el trato, cuando existe una relación degradante frente al estudiante que no sabe, o la intolerancia al escuchar a otros que no conocen la VCRE. Veremos la continuidad de ésta, pues ya era denunciada por algunos intelectuales a inicios del s XX. “para un oligarca promedio los indios –que dicho sea de paso, componían la mayoría del país como tuvo que recordarles Gonzáles Prada y después Mariategui- eran por lo menos tontos, sino brutos y de hecho una raza inferior” (Flores Galindo 1994:528) Ya Mariátegui manifestaba su disidencia con respecto a la manera de vida “intelectual” que sobrevaloraba la erudición, porque a ésta se ligaba la discriminación.

El mismo Galindo señalaba sobre el educado en su ya memorable libro ARISTOCRACIA Y PLEBE, que los “aristócratas […] fueron retratados al lado de sus bibliotecas: el libro era un símbolo de status” (Flores Galindo 1984: 155) siendo así que la educación fue uno de los más preciados privilegios de clase ¿acaso no estaban en ellas también las formas entreocultas que traían, como era el discriminar por el reconocimiento de estas? Pensar como se reproducen estas ahora y como se legitiman, muy necesario es comprender para luego corregir.

Nugent señala que estos ámbitos del autoritarismo del tutelaje se encuentran en las tradiciones de patriotismo y la moral católica (ibid 131) organizaciones de jerarquías cerradas donde no existe conversación entre iguales, el tutelaje no hace caso de leyes su principal característica es la obediencia. Los casos que se reproducen en la universidad es cuando los profesores -más allá del desenvolvimiento del estudiante en el curso- son desaprobados, más por el sentido de su rebeldía, “por eso hay que llevarse bien con los profesores” dicen los estudiantes. Este sentido va incluido a los puntos desenvolventes de la guerra interna, en la imposición “el tener la verdad” y sobre ella reproducir las discriminaciones, tratos degradantes que pueden llevar a los estudiantes a sentir resentimientos frente al agresor.


Sin embargo hay detalles en esta cultura de la tutela quizás aquí puedan verse formas que se reconocerán, que reaparecerán. Pues se presentan en algunos docentes “por general, ahí donde hay alabanza pública a un personaje porque posee atributos, estimables, que los ciudadanos no poseen en absoluto o en mínima medida podemos suponer que hay una petición de tutelaje” (Nugent 2001:132)

La alabanza u reconocimiento es buscado por quien reproduce la tutela, está en su formación en parte de su vita social con que se manifiesta aquellas formas de mundos interiores que reproducen la discriminación, su sentido esta en que se le de reconocimiento en su soberbia, en este reconocimiento se da la alabanza pública que le es muy necesario. Sin embargo también puede darse el otro sentido cuando se encuentra en sus argumentos derruido en situaciones en que no es el único poseedor de la verdad, allí veremos sumisión y será conflictivo cuando la persona que domina la verdad como realmente es (VCRE) estuviera más envanecido en no dejar de ser el centro, cuando la soberbia produce quizás resentimientos.

Acaso en estas practicas en que el que las reproduce ni siquiera se da cuenta, ¿no se reproduce la idea de que el otro no es igual? Sino que aquel es inferior. Esta parte de la formación pasada y conservadora que se tuvo desde niño, en el trato cotidiano como por ejemplo con la empleada domestica, en que el pequeño aprende que hay gente que calla, obedece y no importa demasiado (Portocarrero 1993:184) “si el tutelaje adquiere estas formas descarnadas, algo pintorescas incluso, es porque las otras formas tradicionales de afirmación de la minoría de edad, la condición de mujer, indio, analfabeto, sirviente se han erosionado considerablemente” (Nugent ibid 134)

De alguna manera ¿no se reproduce en formas más complejas? ¿no es eso lo que encontramos? Hay similitudes cuando a mediados del siglo XX en Ayacucho con los señores notables y costumbres aristocráticas describían los límites del indio, señalando por un lado que hay libertades para todos; sin embargo dentro se daban maneras tutelares y de arbitraje estaba su inclusión en la nación y también sus límites[9]

Incluso vemos como en nuestra sociedad se impregna formas de comportamientos que son explicadas por el lado del psicoanálisis. Erick Fromm al detallar sobre las formas de personalidad o formadas por las sociedades, señalaba aquellas de sádico masoquistas, cuando el entorno se fija o gira en la persona, es decir la necesidad de ser el centro de los otros y en que su existencia esta adherida a ello. Así un no reconocimiento haría conflictos en él, además la necesidad presente en aquel de que otras dependan de él.

El sentido de que halla otros que dependan de aquel, ser el centro bajo quien se aferre el entorno, es decir su fin es crear la dependencia de los otros. El sentido de aumentar su propia conciencia de existir se afirma en ese dominio y en el goce adherido del poder de destruir. “En ese placer de destruir el yo goza pues extiende su poder” (Degregori 2001:253)


Frente a la impotencia del saber

“…pero esta es de tal manera estúpida que el pensamiento se encuentra impotente frente a tamaña tontería”
Umberto Eco.



Nugent señala que el tutelaje implica adjudicación de la capacidad al otro con fines de representación. Es el caso de hacer callar a los otros porque no saben –ser quienes ellos no pueden- pues “siempre habrá limitaciones” implica hacerse del saber con la intención de “dominar” porque ellos no podrán hacerse cargo “no entenderán”. Las similitudes con los límites de los indígenas y su inclusión a la nación es que estos no pueden hacerse cargo de puestos dirigentes, cargos de representación de la sociedad. Es aquella que se da, no con los mismos actores de hace un siglo atrás, sino con nuevos, es decir en estudiantes universitarios.

La arrogancia del saber es un hecho que lo reproducieron los senderistas frente a las poblaciones campesinas, el hecho que no entiendan el sentido de la revolución, se comprendía que su no entendimiento se debía a su condición arcaica, entonces allí venían niveles de tomar decisiones por ellos, porque no saben del mundo. Es el hecho del saber lo que crea la diferencia o sustenta la discriminación, lo mismo se reproduce en las aulas cuando el que da clases se ríe de lo que dice el estudiante, hace muecas o simplemente trata mal, pues sus comentarios son banales.
Sin embargo en esta relación es algo que viene desde la vida cotidiana, propia de las relaciones serviles andinas, en que se establece con los patrones una relación que tiene que ver con las vinculaciones sádico – masoquistas (Portocarrero 1993:233) Este discurso del saber científico era el que Guzmán hacia hincapié para contar con un arma ideológica distintiva (Rénique 2004), tenemos que hacer hincapié en lo que Foucault señalaba la relatividad de la verdad, y como a través de esa supuesta verdad se entre oculta el poder, se entretejen permanentes maneras de hacer, las formas ocultas de una tradicionalidad del poder.

En esta verdad representada por Guzmán había relaciones dominantes, era el que hablaba por los “campesinos” la luz que guiaría a aquellos que “no saben” y que sólo eran “masa popular”, pero había en este discurso maneras que se reproducen ahora, la soberbia del saber no era propia de Guzmán sino que fue y es una institucionalidad constante, permanente en la sociedad peruana y parte de ella la Ayacuchana[10]. Como señalaba Foucault la verdad es producida gracias a múltiples imposiciones, “cada sociedad posee su régimen de verdad [...] los mecanismos e instancias que permiten distinguir los enunciados verdaderos o falsos…” (Foucault 1999:53). Sin embargo en la situación que describimos también vienen adheridas a las maneras propias en que el poder se estableció con la llegada de los españoles, es decir la arrogancia, la actitud de la soberbia y la exaltación de sí mismo, junto a ello el trato despectivo que –en nuestra situación contemporánea- se reproduce con los otros que “no saben”.

La autoridad y jerarquía son piezas fundamentales tanto en Sendero Luminoso como en la iglesia católica (Huamán 1993:127), en los senderistas existía aquel compromiso cuasi religioso y el “temor reverencial que el fiel o militante mantiene con sus autoridades…”(Ibid128); sin embargo este tipo de personalidad es formada desde la niñez, siendo así que escapa a (un relativo) supuesto control sobre las maneras de sentir, la formación básica de su personalidad comprende parte del entorno primario, es decir familiares y pares, si el entorno manifiesta aquellas maneras, aquel lo reproducirá posteriormente, es decir la orientación de su vida será en parte la misma.

¿Acaso no hay similitudes?, en la formación senderista todos seguían la voz del líder, “el presidente Gonzalo y su pensamiento guía”, la unidad se lograba entregándose a él[11] Veremos que en las formas descritas se reproducen el principio de autoridad y el de jerarquía, es decir las maneras reverenciales y obediencia a la autoridad, en este caso del portador del saber ¿Acaso no perduran estructuras no solo de pensamiento sino en las maneras de ser? Estas se daban en el discurso senderista, es decir existen similitudes en la matriz ordenadora.


Quizás no sean de las mismas maneras que detallaba una de las tradiciones de Ricardo Palma “tras la tragedia, el Sainete”, que relata a un personaje Don Bonifacio y el trato con sus estudiantes, que en muy pocas oportunidades, deja de repartir golpes y castigos. Sin embargo hay similitudes, esta vez ocultas, pues mientras en la tradición descrita se denota la severidad y rectitud, detrás está el goce por castigar “un impulso sádico, que representa una forma de demencia antes que virtud pedagógica” (Portocarrero 2004:200). Las mismas maneras se dan ahora, quizás ya no con el castigo físico, sin embargo el trato permanece. Pues el docente no solo rechaza sino denigra el trabajo, “lo avienta” y sin embargo oculto muestra una sonrisita. Las maneras sádicas saltan a la vista en esa manera de disfrute en un trato con los otros y las maneras de quienes ejercen el poder, se reproducen esta vez no con el dolor físico sino la denigración psicológica sin siquiera ser consciente de ello.

La vinculación entre Iglesia tradicional y las actitudes comportamientos que mencionamos, sobre “el conocimiento que uno sabe y otros no” es parte de la intolerancia. Es así que la vinculación está en que solo un grupo de privilegiados (como en el fundamentalismo) “gozan del privilegio de entender los textos sagrados de la manera verdadera” (La intolerancia 2002:16) Umberto Eco ya detallaba sobre la complejidad de la intolerancia escondida en este tipo de maneras de ser, en que no están precedidos por un discurso que los sostenga o fundamente, sin embargo la intolerancia en su manera espontánea allí esta, se presenta en una forma natural en todos los individuos, y es parte del tolerar que se aprende poco a poco “desgraciadamente, si bien el control del cuerpo se logra a temprana edad, la intolerancia requiere la educación permanente de los adultos” (Eco 2002:17)
Esto parece aún lejano cuando nuestra cultura reproduce maneras tradicionales en sus tratos frente a los otros, en que permanecen legados coloniales. El sentido institucional se mantiene, cuando aún se dan aquellas convicciones de poseer la verdad absoluta. La risa y la burla se convierten en los principales mecanismos de agresión, en la manera de demostrar que uno mismo no es inseguro, débil. Sin embargo teme identificarse con esas cualidades que tanto teme, por eso asimila la postura prejuiciosa, engañosa, egoísta. Es decir “la burla de quien no quiere sentir su propia humillación y dolor” (Acha 1993:324)

Con respecto a este poder autoritario en el Perú, él no se ríe de si mismo, y en su forma criolla – andina en situaciones de su defensa es “picón” “no sabe mantener el buen humor cuando juega con el marcador en contra”. Además en su forma de ser está incorporada esa parte que se impregna en las “tretas de la política tradicional”, nos referimos al ninguneo, deslegitimar a otros siendo el único en quien se debieran centrar, cuando detrás está la obsesión por los títulos. Por eso la inseguridad, la baja autoestima lleva a querer distinguirse desesperadamente a través de títulos y conocimientos “prestigiosos” (Degregori 2001:173, 200)

Sin embargo la agresión hacia otros “no letrados” aumenta en momentos en que “el que no sabe” muestra inseguridad, debilidad, vulnerabilidad y baja autoestima que fortalece al agresor. Por otro lado cuando éste último percibe fortaleza emocional en el agredido, encontrará confrontado su manera de ser. Este problema no se puede erradicar debido a que se disfraza mediante el discurso del saber, la supuesta sapiencia del docente, cuando en realidad reproducen prácticas discriminatorias antiquísimas sin saberlo.

Incluso se señalaba que el uso del término ignorante nos da cuenta del papel ambiguo de la educación, democratiza pero al mismo tiempo crea nuevas distinciones. Un estudio sobre gobiernos locales y ciudadanía realizado en Ayacucho daba cuentas, que incluso los maestros de escuelas se revelan como autoritarios, pero no solo ellos sino también el caso de quienes trabajan en ONGs, en que ambos tomaron un estilo vertical en sus tratos[12] con las autoridades comunales y sus anexos

Veremos contradicciones, para explicar mejor preguntémonos ¿Cómo es posible que docentes e intelectuales, que incluso apoyaron y fueron parte en la CVR manejen un discurso con respecto a la violencia contra Sendero Luminoso en sus formas y sin embargo reproduzcan lo que critican? Pues tenemos manifestaciones de estudiantes contra docentes que denigran porque “saben”, siendo sus maneras las mismas que la de aquellos. ¿Acaso el pensamiento no se encuentra impotente frente a tamaña tontería, no son parte cuando reproducen estas formas de manera estúpida?

Acaso no perennizamos el problema cuando ensalzamos a estos individuos que puedan dar aporte en lo que corresponde al desarrollo de las ciencias sociales -ya sea por colegas y el entorno que reconoce su producción- sin embargo ¿esto no hace incrementar aun más la continuidad del problema?, ¿no crece aún más la permanencia de la diferencia?, por lo menos los de este tipo en que reproduce la discriminación por la supuesta sapiencia. Como diría Hannah Arent si todos somos iguales, una vida no es más que la otra, no podemos diferenciar entre un judío que tenia más conocimiento de otro que tenia menos. Seguimos la propuesta sencilla de una sociedad tolerante.



BIBLIOGRAFIA

ACHA, Elizabeth. “poder en el Aula: el imperativo de convertirse en cholo a la limeña” En: LOS NUEVOS LIMEÑOS, Sur Casa de Estudios del Socialismo Lima – Perú 1993

ARENT, Hannah. Eischman en Jerusalén. Estudios sobre la Banalidad del Mal. Editorial Lumen Barcelona – España, 4ta edición, 2003.

DEGREGORI, Carlos Iván: “Gobierno Ciudadanía y Democracia una Perspectiva Regional” En: El Perú de Fujimori 1990 - 1998, Universidad del Pacifico – Instituto de estudios Peruanos, jhon Crabtree y Jim Thomas) 1era edición 1999.

DEGREGORI, Carlos Iván: La Década de la Antipolítica, Auge y Huida de Alberto Fujimori y Vladimiro Montesinos. Instituto de Estudios Peruanos, 2da edición, 2001.

ECO, Humberto. La intolerancia en “Academia Universal de las culturas” Forum internacional, España 2002

FLORES GALINDO, Alberto. Obras completas tomo II, sur casa de estudios del socialismo. Lima – Perú, 1993.

FOUCAULT, Michel. Estrategias de Poder, volumen 2do, ediciones Paidos Iberica S. A, impreso en España ,1999.

FROMM, Erick. Anatomía de la Destructividad Humana.



GOLEMAN, Daniel. La inteligencia Emocional. 1era edición 1999, Javier Vergara editor Buenos Aires – Argentina

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HUAMAN, Victor Raul. “la forja del militante: creación y reproducción de actitudes y valores políticos” En: Los nuevos Limeños. SUR Casa de Estudios del Socialismo, Lima – Perú, 1993.

NUGENT, Guillermo, “como pensar en público? Un debate pragmatista con el tutelaje castrense y clerical”. En Estudios culturales. Red de Ciencias Sociales Lima Peru, 2001.

PORTOCARRERO Gonzalo, Rostros Criollos del Mal

PORTOCARRERO Gonzalo, Racismo y mestizaje. SUR Casa de Estudios del Socialismo, lima - Perú 1993

RENIQUE, José Luis Las Batallas por Puno. Conflicto agrario en los Andes Peruanos, IEP – SUR – CEPES, Lima – Perú, 2004.

TRIGOS, Elio Pavel “representaciones de la elite: el indio en Huamanga 1930 – 1960”. Inédito, 2005.

VICH Víctor. El Caníbal es el Otro. Violencia y cultura en el Perú contemporáneo, Instituto de Estudios Peruanos IEP, Lima – Perú 2002.
[1] Portocarrero señalaba sobre estos detalles, muy esenciales para explicar lo que se estableció en la sociedad peruana, lo que vendría a ser “La Dominación total” (1993)
[2] Es el caso de la tragedia de la guerra con Chile que queda en la memoria de todos los peruanos.
[3] Guillermo Nugent, ¿Cómo pensar en público? Un debate pragmatista con el tutelaje castrense y clerical, En: Estudios culturales, discursos poderes, pulsiones. Red para el desarrollo de las ciencias sociales en el Perú, 2001 Lima Perú. P 121
[4] Gonzalo Portocarrero Racismo y mestizaje, SUR casa de estudios del Socialismo 1993
[5] Ibid p. 123
[6] Idem p 122.
[7] Ibid p.129
[8] Ibid p130
[9] Trigos 2005 “Representaciones de la elite: el indio en Huamanga 1930 – 1960”. inédito.
[10] Incluso este tema es desarrollado por Víctor VICH, la arrogancia del saber y el discurso letrado es parte de las tradiciones que discriminan en: El caníbal es el otro. Violencia y cultura política en el Perú contemporáneo.
[11] Además de la idolatrización del líder y su cientificidad sobre la lucha, estaba la heroicidad del militante, el sacrificio por el “partido y el pueblo”. Podemos encontrar seis principios en las formas senderistas A) La autoridad B) La jerarquía C) La utopía D) La inclusión E) El sacrificio y F) La dicotomización (Huamán 1993:131)
[12] El Alcalde de Iguaín (distrito en la provincia de La Mar ) era maestro de escuela y su colega en Huamanguilla era promotor de una ONG, ambos tuvieron tratos verticales con respectos a las autoridades o los representantes de las comunidades o anexos. “Esta era la actitud típica de un “profesional” que “sabe” hacia un comunero “ignorante”. Por esta razón muchos alcaldes le dieron poca importancia al diálogo con las asambleas comunales o cabildos, pues “¿para que perder tiempo en discutir con los que no saben (de lo que están hablando)?” (Degregori 1999: 456 En: El Perú de Fujimori Universidad del Pacífico – Instituto de Estudios Peruanos, Jhon Crabtree y Jim Thomas)

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